México, Distrito Federal
Martes 22 de Enero de 2008.
En tanto, la Organización Mundial de la Salud indica que el abuso de alcohol representa el nueve por ciento del total de las enfermedades en México y su consumo entre los jóvenes se difunde cada vez más, ya que se desenvuelven en ambientes que toleran e incluso promueven la ingesta de bebidas alcohólicas.
De igual manera, cifras de la Primera Encuesta sobre Adicciones en la Ciudad de México 2007, muestran que existen dos millones de capitalinos de entre 12 y 45 años que son fumadores; el 73 por ciento inició esta adicción antes de los 18 años.
Por lo anterior, la Comisión de Educación Pública y Servicios Educativos de la cámara de diputados analiza una iniciativa de la legisladora Guadalupe Socorro Flores Salazar, que propone reformar la fracción X del artículo 7 de la Ley General de Educación a fin de que la enseñanza que imparta el Estado, sus organismos descentralizados y los particulares inculquen los principios de una vida sana, libre de adicciones.
Además, plantea fortalecer el entendimiento sobre los problemas y las consecuencias del alcoholismo, drogadicción y tabaquismo, a través de programas de comportamientos saludables que ayuden en la prevención y control de las adicciones.
En su exposición de motivos, la diputada perredista menciona que los programas educativos que se relacionen con el problema de las adicciones deben tener como propósito fundamental inculcar cambios de actitud, brindar información oportuna y preventiva, así como proporcionar modelos de comportamientos saludables entre los jóvenes.
Flores Salazar destacó la importancia de que la educación impartida por el Estado se oriente a la protección de los jóvenes contra las adicciones, “mediante programas obligatorios que formen estudiantes con estilos de vida saludables, a través de la reflexión de sus conductas”.
Agregó que se debe mejorar la información escolar sobre los riesgos reales asociados al abuso del tabaco, alcohol y otras drogas, además de promover la autoestima, el respeto de sí mismos y la capacidad para afrontar las exigencias del entorno, apoyarse solidariamente e involucrar a familiares como responsables preventivos en las adicciones de los jóvenes.
De igual modo, subrayó la importancia de proteger y defender los derechos de la población infantil y juvenil a una vida libre de adicciones, “es urgente que la sociedad en general asuma la parte que le corresponde en esta problemática social”, finalizó.