En Tecámac Instalaran plantas tratadoras de basura.

Hacemos una transcripción del reportaje hecho por el diario La crisis .

José Humbertus Pérez Espinoza, profesor adscrito del Centro Interdisciplinario de Investigación y Estudios sobre Medio Ambiente y Desarrollo del IPN y vecino de Tecámac, explicó que sin consultar al cabildo y en forma por demás apresurada, el alcalde Aarón Urbina, aprobó el proyecto que le fue presentado por la empresa suiza Complejo Industrializador de Desechos, SA DE CV, representada por el empresario Arnol Andreas Kuenzler.

Destacó que el proyecto pone en grave riesgo de salud a los habitantes de Tecámac, Teotihuacan, Jaltenco, Ecatepec y otros por las cenizas tóxicas que genera el proceso de combustión de residuos peligrosos.

El profesor explicó que la incineración con tecnología de plasma se utiliza para destruir residuos a temperaturas de hasta 20 mil grados centígrados, lo que implica un gran consumo de energía, generando cenizas tóxicas (dioxinas y furanos) que afectan la contaminación atmosférica.

Las dioxinas y otros componentes orgánicos son sustancias altamente tóxicas que aún en cantidades pequeñas producen una gran variedad de efectos nocivos en los seres humanos y animales.

Estas cenizas tóxicas persisten en el medio ambiente y se acumulan en concentraciones a medida que atraviesan la cadena alimenticia, concentrándose en las grasas y notablemente en la leche de los senos, lo que representa un grave riesgo para mujeres embarazadas y sus bebés.

Se ha comprobado que las dioxinas y los furanos provocan cáncer, especialmente de mama, disfunciones en la tiroides y defectos prenatales, disminuyen la fertilidad y afectan el sistema inmunológico.

Otro elemento contaminante es el mercurio que también es tóxico a los riñones y al sistema nervioso, además que interfiere con el desarrollo normal del cerebro.

De hecho, dijo el académico del IPN, la Agencia para la Protección del Medio Ambiente de Estados Unidos concluyó que los incineradores de los desechos médicos y municipales, se hallan entre las fuentes principales de generación de dioxina altamente tóxicas, así como el mercurio y otras sustancias halladas en el medio ambiente.

Afectando el medio ambiente

Por estas poderosas razones, los vecinos de Tecámac que saben de las consecuencias de un incinerador, rechazan totalmente el proyecto que menciona una inversión de 7 mil millones de dólares en cinco años, con una recuperación garantizada en ocho años.

Además la empresa suiza promete una generación de 8 mil empleos, pues las 26 plantas tratadoras y el incinerador tendrán una capacidad de confinar y procesar 30 mil toneladas diarias de desechos.

El investigador comentó que las empresas trasnacionales están interesadas en Asia, África y Latinoamérica para promover la tecnología tóxica, “es decir, es una inversión sucia que afecta no sólo al medio ambiente, sino la viabilidad económica en donde llega esta inversión”.

Los incineradores disminuyen en Estados Unidos y Europa y se desarrolla un esfuerzo destinado a construir incineradores para desechos médicos y municipales a los países en desarrollo, precisó Pérez Espinoza.

Puntualizó que esta inversión sucia goza del apoyo de compañías multinacionales, que fabrican incineradores y también de organismos financieros internacionales como el Banco Mundial.

“Con esto se rompe todo tipo de acuerdos internacionales en defensa del medio ambiente y la biodiversidad, concretamente la reciente declaración Johannesburgo”.

Propuso que las organizaciones de Tecámac que se oponen al proyecto de incineración de desechos sólidos se pronuncien a favor de Declaración sobre la Incineración y la Necesidad de Tecnologías Limpias para el Tratamiento de los Desechos Sólidos, que tiene su origen en la ciudad de Bonn, Alemania el 22 de marzo del 2000 en un encuentro auspiciado por la Organización de la Naciones Unidas, en donde participaron organismos no gubernamentales de América Latina, África, Asia y de países con economías en transición.

Dentro de lo más trascendente de la Declaración de Bonn, sobre los incineradores destaca que se detenga la trasferencia de tecnologías de combustión, como la incineración y otras tecnologías obsoletas, desde los países desarrollados (Norteamérica y Europa Occidental) al resto del mundo.

Reconocer que estas tecnologías de combustión tóxicas violan derechos humanos fundamentales, como el derecho de las madres de tener un ciclo reproductivo libre de contaminantes desde la concepción hasta la crianza saludable de sus niños, el derecho de amantar a sus bebes sin miedo de pasar su carga de dioxina a las futuras generaciones: y el derecho de cada ser humano a vivir en un ambiente saludable.

Estimular la inversión en proyectos de cooperación regionales y bilaterales en nuestros países que aumente la capacidad nacional y regional para el tratamiento de los desechos sólidos, mediante tecnologías alternativas a la combustión y con plena participación ciudadana.